viernes, 14 de agosto de 2015

WAYFARING STRANGER (Charlie Haden Quartet west, 1999)



Son muchos los contrabajistas que me han gustado y me gustan, en los que veo grandes logros y un trabajo muy bueno, pero podría contar con los dedos de una mano (y me sobran dedos) a los que he seguido con amor y admiración especial, a esos que me han llegado a lo más profundo. Y el primero de la lista, posiblemente, sea Charlie Haden, sus solos y su música me siguen emocionando.
Recuerdo perfectamente las sensaciones que nacieron después de la primera escucha de esta versión de Wayfaring Stranger, donde él se atreve a cantar; no es la mejor de las voces, pero yo escuché y escucho en ella la autenticidad de la cosa, veo en ella un parecido a su manera de tocar el contrabajo, de sentir la música, un trasfondo verdadero. Ya sé que a muchos, eso que vais a escuchar os parecerá una patraña, pero yo siento más corazón en estas estrofas que en muchos pasajes de otros grandes músicos perfectamente afinados y virtuosos, y eso es lo que me gusta sentir cuando escucho a alguien, eso es lo que busco hace muchos años, los mismos que hace que dejé de admirar al virtuoso que pasa por las notas a gran velocidad y gran perfección pero sin llegar, no entiendo a la gente que flipa con esto sin sentir un crujir en el corazón. La música es un sentimiento, cada día lo tengo más claro.

Volveré ha presentar a Charlie Haden en próximas ocasiones tocando el contrabajo (que es lo suyo), pero hoy me apetecía oír su voz, ésa que tantas veces dejó grandes mensajes en los conciertos o en entrevistas, esa voz tan conocedora de la guerra civil española, la misma que nos abandonó el 11 de julio de 2014. Grande Charlie.

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